No os volváis a
los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis, contaminándoos con
ellos. Yo Jehová vuestro Dios. Levítico 19:31.
Los encantadores. De
'oboth, literalmente "odres", como en Job 32:19.
Aquí aparece esta
palabra por primera vez en la Biblia. El hecho de que se use esta palabra para
designar a los médiums espiritistas parece haberse debido al timbre de voz que
éstos usaban: una voz sonora, no natural, ni clara, como la que podía
producirse al hablar dentro de un "odre" o de algún otro receptáculo.
La palabra traducida "susurran" en Isa. 8:19, significa también "murmurar", "cuchichear", "retumbar". Puede también significar "meditar en voz alta", como si la persona estuviese hablando sola en una voz baja que parece un suspiro (Sal. 143:5).
En
el mismo versículo el hebreo usa otro verbo para describir la forma de hablar
del adivino: tsafaf, palabra
onomatopéyica usada para describir la forma de hablar del
médium.
La BJ traduce: "Los adivinos que bisbisean y murmujean".
En Isa. 29:4 tsafaf se
traduce "susurrar" y en Isa. 38:14 "quejar".
La LXX
generalmente traduce la palabra 'oboth por eggastrimuthoí,
"ventrílocuos", con lo que indica que la voz se proyectaba desde el
vientre en tonos graves y sepulcrales. La ventriloquia se presta fácilmente
para los fines de la magia.
'Oboth es una palabra
femenina plural, que quizá sugiere que la mayoría de los médiums eran mujeres.
Se usa la palabra 'ob para designar al espíritu que hablaba a través del
médium.
Según la enseñanza bíblica, el médium no era poseído del espíritu, sino que lo poseía.
La traducción literal de 1 Sam. 28:7 sería: "Una mujer dueña de un espíritu" ('ob).
Según Isa.
29:4, la voz del "fantasma" ('ob) salía de la tierra.
La pitonisa de
Endor vio a dioses que subían "de la tierra" (1 Sam. 28:13) y Saúl se
inclinó con el "rostro a tierra" para conversar con el espíritu que
pretendía ser Samuel (vers. 14-19).
Los
"terafines", ídolos o estatuas del AT (ver com. Gén. 31:19), parecen
haber sido usados, al menos en algunas ocasiones, Y frecuentemente con la ayuda
de la ventriloquia, por los médiums en sus fingidas comunicaciones con los
muertos.
En Zac. 10:2 se
dice que "los terafines han dado vanos oráculos" cuando se les había
hecho preguntas. Por lo menos en un caso la palabra "terafín" se
refiere a una estatua tan parecida a un ser humano que pudo engañar a los
mensajeros enviados por Saúl, de modo que creyeron que era David el que estaba
en la cama (1Sam. 19:12-17).
Un
ventrílocuo podría fácilmente simular una conversación con una imagen de manera
tan realista como para convencer a los supersticiosos de que estaban hablando
los espíritus de los muertos. Sería tan sólo natural que el diablo controlase
las palabras de un médium espiritista para que armonizaran con sus propósitos.
1CBA
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