La descripción bíblica del diluvio es breve y contiene poca información geológica. Los escritos de E. G. de White son más informativos, pero una buena parte de lo que sucedió durante el diluvio debe deducirse de un estudio de la naturaleza. Debido a su escasez, la poca información dada por los escritores inspirados es de interés particular.
Comenzaremos considerando unos pocos comentarios acerca del mundo antediluviano, que fue el mundo destruido por el diluvio.
La tierra fue grandemente modificada por el diluvio. Por lo tanto, su condición prediluvial tiene que haber sido muy diferente de la actual. No llovía (Gén. 2: 5), pero había abundante humedad (Gén. 2: 6). Había ríos (Gén. 2: 10-14), y mar (o mares) (White 1890, pág. 84). Hay una insinuación bastante clara acerca de que había agua oculta en la tierra (Gén. 7: 11; White 1878, 1901). Las colinas y las montañas no eran tan altas y escabrosas como en la actualidad (White 1947, pág. 20) y la vegetación y la vida animal eran muy superiores a las que existen ahora (White 1864, pág. 33; 1890, pág. 24; 1903, pág. 125).
La siguiente cronología del diluvio puede deducirse de Génesis 7 y 8. Siete días después que Noé entró en el arca, brotaron violentamente aguas subterráneas, acompañadas por lluvia que duró por lo menos 40 días. Este período de 40 días parece estar incluido en el siguiente período que se describe como de 150 días (Gén. 7: 24), durante el cual las aguas "prevalecieron": un término que puede interpretarse como que implica que continuaron aumentando su nivel (Gén. 7: 18) o que permanecieron en forma estática cuando las montañas más altas de toda la tierra estaban cubiertas (Gén. 7: 19).
En Génesis 8: 2 parece decirse que el nivel del agua aumentó hasta el fin del período de 150 días, puesto que fue entonces cuando se detuvo la lluvia y se cerraron las "fuentes" del gran abismo. Esto fue seguido por un recio viento, la disminución del nivel del agua y un período de 225 días para que todo se secara. Cuando Noé salió del arca, 382 días después de que entró en ella, por lo menos las zonas más altas de las proximidades estaban secas (Gén. 8: 14) y quizá ya había comenzado a crecer una nueva vegetación (Gén. 8: 11). Una cantidad de reajustes geológicos significativos podrían haberse realizado después de este período. Es importante notar que "las aguas subían más y más" (White 1864, pág. 72; 1890, pág. 89; 1901).
Este proceso gradual corresponde bien con la secuencia que se encuentra en muchos de los depósitos sedimentarios de la tierra, los cuales se hubieran mezclado mucho más si el diluvio hubiera envuelto todo con sus aguas al mismo tiempo, como podría haberse supuesto. También hubo conmociones violentas, tales como terremotos, actividad volcánica y aguas que irrumpían arrojando al aire enormes rocas (White 1886; 1890, pág. 87).
Una buena parte de la actividad tectónica (levantamientos y hundimientos de la superficie de la tierra) debe haber ocurrido durante el diluvio. Algunas montañas se formaron entonces (White 1864, pág. 79; 1885; 1890, págs. 98, 99).
Otras montañas fueron alteradas, volviéndose abruptas e irregulares (White 1890, págs. 98, 99).
Algunas llanuras se convirtieron en montañas y algunas cadenas montañosas se 81 volvieron llanuras (White 1890, págs. 98, 99).
Algunas partes de la tierra fueron más seriamente afectadas que otras (White 1890, págs. 98, 99).
En una afirmación significativa E. G. de White dice: "Arcilla y cal, que Dios había esparcido en el fondo de los mares fueron elevados y arrojados de acá para allá... " (White, 1886).
Inmensos bosques fueron sepultados y formaron la hulla y el petróleo que ahora tenemos (White 1890, págs. 98, 99; 1903, pág. 125). Un vasto y turbio mar y lodo blando (White 1864, pág. 77; 1890, págs. 97-99) se hicieron presentes cuando las aguas comenzaron a descender. El fortísimo viento que ayudó a secar la tierra (Gén. 8: 1; White 1890, págs. 98, 99) impulsó el agua "con gran fuerza, de modo que en algunos casos" fueron derribadas "las cumbres de las montañas" (White 1890, pág. 98).
No hay duda de que Elena de White y el autor del Génesis entendieron que el diluvio cubrió toda la tierra. En Gén. 7: 19-23 repetidas veces se hace resaltar este concepto (Hasel 1975): "Quedaron cubiertos los montes más altos que hay debajo del cielo" (Gén. 7: 19, BJ); "murió toda carne que se mueve sobre la tierra" (Gén. 7: 21, VVR); "todo cuanto respira hálito vital, todo cuanto existe en tierra firme murió. Yahveh exterminó todo ser que había sobre la haz del suelo" (7: 22, 23, BJ). E. G. de White afirma: "Toda la superficie de la tierra fue cambiada por el diluvio"
(White 1864, pág. 78; 1890, pág. 98). CBA
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